Murió Rafael Viñoly, el arquitecto más famoso de Uruguay

El arquitecto Rafael Viñoly que diseñó edificios sumamente emblemáticos a lo largo de todo el mundo falleció a los 78 años.
arquitecto Rafael Viñoly
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Rafael Viñoly, el extraordinario arquitecto uruguayo, cuyos edificios funcionales e inspirados en el contexto dejaron huella en seis continentes, murió inesperadamente de un aneurisma en Nueva York el 2 de marzo. Tenía 78 años.

Entre los proyectos recientes más conocidos de Viñoly figuran rascacielos internacionales como el 432 de Park Avenue en Nueva York y el 20 de Fenchurch Street en Londres. También es conocido por edificios culturales con un toque artístico, como la ampliación del Museo de Arte de Cleveland, el Aeropuerto Internacional de Carrasco en Montevideo, en Uruguay, y el Foro Internacional de Tokio, así como complejas instalaciones de investigación diseñadas en emplazamientos complicados, como el campus de la Universidad Rockefeller, que se extiende sobre un tramo de la FDR Drive de Nueva York.

432 Park Avenue (el esbelto rascacielos en blanco) en Midtown Manhattan.

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El edificio del hospital de la Universidad Rockefeller, que atraviesa la FDR Drive de Nueva York.

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"La arquitectura no es simplemente un esfuerzo artístico ni un mero reto técnico u organizativo; es una práctica social con un impacto significativo en el entorno colectivo mucho más allá de los efectos de su visión inicial", escribió el arquitecto en una ocasión. "Y es esa responsabilidad hacia el entorno lo que define el ámbito de competencia de la profesión". Para Viñoly, cada proyecto empezaba con un boceto, aunque a diferencia de muchos de sus colegas, que solo sabían dibujar a mano, él aprendió por sí mismo a utilizar programas de modelado contemporáneos para poder colaborar digitalmente con su equipo utilizando las últimas tecnologías. Evitaba ceñirse a un estilo de diseño concreto y prefería crear proyectos que respondieran a sus necesidades específicas.

El 20 Fenchurch en el centro de Londres cuenta con un impresionante jardín en la parte superior del edificio, abierto al público.

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El atrio acristalado del Museo de Arte de Cleveland fue diseñado por el arquitecto Rafael Viñoly y terminado en 2012.

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Nacido en Montevideo en 1944, hijo del director de cine y teatro Román Viñoly Barreto y de la profesora de matemáticas María Beceiro, Viñoly inició su carrera profesional en la arquitectura cuando aún estudiaba en la Universidad de Buenos Aires. En 1964, dos años antes de obtener el título de arquitecto, fundó el Estudio de Arquitectura Manteola-Petchersky-Sánchez Gómez-Santos-Solsona-Viñoly (entonces MSGSSV, hoy MSGSSS) con seis socios. Tenía 20 años. En 1969, cuando Viñoly se licenció en Arquitectura por la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad, él y su empresa colaboradora ya habían terminado la Sede Central del Banco de Buenos Aires. A continuación diseñarían juntos varios grandes proyectos comerciales y de viviendas por toda Argentina, estos últimos a menudo con torres de bloques interconectadas por puentes elevados y siempre con espacios públicos integrados, cruciales para la forma en que Viñoly concebía la arquitectura.

En 1978, el arquitecto y su familia se trasladaron a Estados Unidos, donde aceptó un puesto como profesor invitado en la Harvard Graduate School of Design. Al año siguiente, se trasladó a Nueva York, dejó oficialmente MSGSSV en 1980 y fundó su propio estudio, Rafael Viñoly Architects, en 1983. Su primer proyecto en Nueva York fue el John Jay College of Criminal Justice, que incluía diseños tanto nuevos como de reutilización adaptativa. Pero su ambicioso Foro Internacional de Tokio, que ganó un concurso en 1989, contribuyó a elevar su perfil mundial como arquitecto capaz de diseñar complejos proyectos emblemáticos, funcionales, asombrosos y naturalmente integrados en el espacio público.

El Foro Internacional de Tokio fue el primer gran debut internacional de Viñoly, que contribuyó a consolidar su empresa como una de las que podía diseñar proyectos emblemáticos complejos.

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El inmenso centro de convenciones, sala de conciertos y espacio de exposiciones es un centro de arte y convenciones de vanguardia.

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Aunque residió en Nueva York durante varias décadas, Viñoly siguió vinculado a su país natal, pasando los veranos en Montevideo y diseñando también allí. Uno de sus proyectos recientes más atractivos es el puente de la Laguna Garzón, una calzada circular y una pasarela peatonal cuyo diseño permite cruzar de forma respetuosa con el medio ambiente una laguna de 1,800 hectáreas situada en la costa del país.

Terminado en 2014, el puente Laguna Garzón de Uruguay se convirtió en una estructura reconocible al instante por su forma.

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Rafael Viñoly también era un ávido pianista y el año pasado, con el fabricante de pianos Chris Maene, el arquitecto reveló un piano de cola de concierto con un teclado curvo para un acceso más natural a los registros de difícil acceso. Tenía un piano en su despacho y el tenue sonido de su interpretación clásica podía oírse durante las primeras fases creativas de las propuestas para el concurso, a las que pronto siguieron el esquema, el equipo de asesores y la descripción del concepto. Con cuatro pares de lentes a menudo colgados del cuello (cada uno con un propósito específico, me dijo una vez mientras trabajaba para su empresa de 2015 a 2017) y vestido con su uniforme de traje completamente negro con camiseta negra, era fácilmente reconocible entre la multitud. Pero era la sonrisa pícara que esbozaba durante sus frecuentes bromas ingeniosas pronunciadas de esa manera despreocupada lo que encantaba a tantos.

A Viñoly le sobreviven su esposa, la diseñadora de interiores Diana Viñoly, su hijo Román, sus hijastros Lucas Michael y Nicolas, así como su nieta y tres nietos. Entre sus obras inacabadas figuran un centro educativo polivalente diseñado en la ladera de una colina en West Point; un museo dedicado a los condecorados con la Medalla de Honor de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos en Texas y el edificio en 125 Greenwich Street, una torre residencial de 72 pisos en Nueva York.

Los socios y directores del estudio de Viñoly, muchos de los cuales han colaborado con él durante décadas, "prolongarán su legado arquitectónico en el trabajo que seguiremos realizando cada día", según señaló Román, director del estudio, en un comunicado. Aunque ese legado puede verse en los rascacielos de todo el mundo, la firma tiene su sede en el 375 de Pearl Street, o el edificio Verizon, conocido por la mayoría de los neoyorquinos por su fachada austera y sin ventanas. En 2018, el acristalamiento apareció de repente en sus registros superiores, una conversión a espacio de oficinas de primera clase realizada por Viñoly. Compró su penthouse de triple altura para el estudio.

Artículo publicado originalmente en AD US.
Traducción y adaptación de Fernanda Toral.